viernes, 22 de septiembre de 2017

El futuro Día de la Independencia de Catalunya

Aevum quiere calmar a todos los ciudadanos y políticos del Presente ofreciendo un relato del próximo día de la Independencia de Catalunya. No diremos cuándo será para no interrumpir el continuum del espacio-tiempo pero sí que se acabará produciendo.

El texto es de uno de nuestros futuros guías quien, como parte del futuro tour "Catalunya triomfant", ya ha empezado a llevar a personas desde el futuro hasta días como el 20 de septiembre de 2017, día clave para el futuro de Catalunya. Su narración del primer día tras la declaración de Independencia de Catalunya, reconocida por la ONU en sesión extraordinaria y por países como Estados Unidos y Francia, abarca una de las muchas celebraciones multitudinarias que se darán por todo el país, concretamente la que tendrá lugar en Barcelona a lo largo de la Gran Vía. Sólo avanzaremos dos cosas: España se opondrá con todas sus fuerzas (políticas y militares) a su independencia y ésta se declarará tras un increíble y problemático referéndum desarrollado gracias a la comunidad internacional.

Crónica desde el futuro: Día de la independencia en Catalunya

El sol descarga su furia sobre los asistentes pero nadie se mueve. Muchas personas llevan impresos de casa viejos carteles en los que se pide votar, pequeñas reproducciones de los carteles prohibidos por el gobierno central, banderas catalanas y pegatinas con un rostro de facciones anónimas al que le han tachado la boca y que podrían ser su hermano, su padre o su hija. La represión española ha provocado miles de presos que siguen en las cárceles. Han querido salir con algo que demuestre que no son transeúntes sino seres humanos sin miedo que han podido llevar a cabo un derecho universal que el gobierno les ha negado militarmente: poder decidir su futuro votando.

Gritos, abucheos y pitos. No es un partido de futbol sino el pueblo gritándole al presidente-plasma Rajoy. Fiel a su tradición aparece como ser digital en el documental que el Govern está mostrando en las grandes pantallas erguidas en las esquinas de las grandes arterias como Rambla Catalunya. A través de éstas pantallas el honorable CENSURADO dará su primer discurso como primer President de la Catalunya Lliure. Se muestran imágenes del pasado más oscuro del país, un tiempo en el que se abolió su autonomía tras la aplicación del artículo 155 y cientos de personas fueron enviadas a prisión.

Todos tienen la vista fija en la gran pantalla y se hace el silencio. La represión, el miedo, la revolución silenciosa, el cultivo de rosas y claveles en los balcones como símbolo de resistencia, las víctimas... Tiempos oscuros que provocan lágrimas en algunos de los asistentes. Subidos a la fuente central, a los bancos del cercano parque o de pie todos miran hacia allí. Como una brújula que no señala el Norte sino la oscuridad del fascismo y la censura. El documental es duro, como lo fueron los tiempos tras el exitoso referéndum del 1 de octubre, puede que uno de los últimos momentos de felicidad antes de que un telón de plomo cayera sobre Catalunya para sumirla en la oscuridad.

Gente de todas las clases sociales y culturales han tomado la calle. Trajeados junto a jóvenes anti-sistema y gente de mediana edad. Todo un pueblo unido. Muchos llevan la última camiseta fosforescente lucida en la última manifestación del último 11 de septiembre libre o las multicolores camisetas del SI. 

Un manifestante con una bandera catalana pregunta a una pareja de mediana edad sobre dónde ha conseguido el póster blanco de "votem per ser lliures". La mujer le ha señalado hacia la masa concentrada debajo de la gran pantalla así que alguien las está repartiendo. Tras ir, vuelve raudo: o se han acabado o no ha podido pasar. La masa es cada vez más compacta, numerosa y ruidosa. La fuerza de la libertad se hace fuerte en Barcelona.

Un viejo político de signo contrario a la independencia con ropa de calle es seguido por un grupo de ciudadanos. Huye. Su cara lo dice todo. Nadie le increpa pero sí le graban y preguntan por cómo se siente ahora que a su nacionalidad española se suma la catalana. Él quiere desaparecer. Puede que quiera que los ciudadanos desaparezcan o incluso el país en el que vive pero el mundo ya no funciona así. La luz y la libertad se han impuesto a la oscuridad y a la censura. Catalunya es libre para gritar, para llorar, para cantar, para reír, para existir en paz.

Banderas en mástiles y clavadas en el parque cercano.  No muy grandes pero visibles. Sus colores  brillan más fuerte gracias al Sol que las ilumina. Banderas catalanas y lazos amarillos por doquier que simbolizan la Libertad.

La senyera en la espalda parece ser el uniforme oficial de los manifestantes, también visible en mochilas, chapas y pañuelos, y los lazos amarillos sus medallas. También los hay con pequeños pins de las ciudades de  CENSURADO o  CENSURADO, localidades tomadas pacíficamente en el pasado por miles de catalanes pidiendo la libertad de sus presos políticos, la defensa de su voto el  CENS y la recuperación de su autonomía.

Reparten flyers DIN-A4 con el póster de la campaña oficial por el SI. Todos llevan uno. Las reparte un hombre con camiseta con una estelada estampada y gorra. Debía ser un voluntario pues en otro punto un joven llevando una caja de cartón con cientos de ellos ha empezado a repartirlos. Le ha dado un taco a otro joven que también ha empezado a repartir.

Un hombre vestido de calle de mediana edad está parado en una esquina. No lleva banderas ni pegatinas. Fuma nervioso. Lleva una cámara pequeña guardada colgando del cuello. Tiene los ojos vidriosos. La mano la apoya en el pecho y la tiene cerrada. Cada vez que pasa alguien con una bandera catalana mueve el puño tímidamente en actitud de apoyo o saca el pulgar. Acostumbrado a fingir frente a las fuerzas ocupantes aún está aprendiendo a ser libre. Su exterior es de piedra pero su corazón arde con la llama de la independencia y la libertad.

Hay partidarios del unionismo y pasean gritando sus proclamas sin que nadie les reprenda. Al contrario de lo que opina el Gobierno de España, en Catalunya todos tienen derecho a expresarse. "Cataluña es España, nadie me engaña" continúa gritando el joven rapado con gafas de Sol.

En las pantallas conectan con el Estadio Olímpico Lluís Companys donde se celebrarán los actos principales de la tarde. Cantantes internacionales, los que grabaron la canción "We are Catalans" y varios artistas invitados como los CENSURADO o  C E N S U R A D O, presos políticos liberados, empiezan a animar al público. Llevan muchos conciertos y mítines a sus espaldas pero saben que el que están a punto de celebrar pasará a la Historia. Se oyen gallos en gargantas famosas pero no son por inexperiencia sino por nerviosismo. Cantar y llorar de emoción nunca ha sido fácil.

Llega el President al estrado. El público ruge como nunca. No temen quedarse afónicos pues sus almas ya han estado afónicas demasiado tiempo. El President pide un minuto de silencio por todas las víctimas civiles que ha provocado la represión, por los políticos que ya no se encuentran entre nosotros y toda la ciudad enmudece. El único ruido es el de las banderas agitadas por la brisa y las lágrimas contenidas. El aplauso y el "cant del segadors" que lo sigue, cantado al unísono por toda Barcelona, provoca una energía semejante a un terremoto de 1.5 grados según el repuesto Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya.

Se hace de noche y los más jóvenes toman el relevo. Cervezas en la mano y hambre de libertad. Su llegada da nueva fuerza a las proclamas y los cánticos: "Llibertat"; "No tenim por"; "Independència"; "No pasarán"; "Els carrers sempre seràn nostres"... En las pantallas suenan éxitos internacionales pero también canciones catalanas como "la moreneta" o "què volen aquesta gent" y populares como "on estàn les paperetes".

Una pareja camina cogidos por la cintura y él grita "no tenim por" agitando su brazo con fuerza hacia abajo y apretando los puños. Su pareja también grita "no tenim por" junto con las miles de personas. Él va trajeado y ella bien arreglada. Han salido de trabajar y no han querido volver a casa sino unirse a la fiesta de la libertad.

Llega la hora de la cena. Enviados cargados con cajas de pizzas deambulan por las calles, mucho menos populosas, mientras los trajeados y los anti-sistema beben en corrillo. En la acera algunos jóvenes sentados en el suelo cenan comida de "tupper" con cubiertos y disfrutan de la fiesta mientras la calzada se llena de botellas vacías y latas chafadas.

Una pareja sentada en el suelo frente a frente con las piernas entrelazadas se besan apasionadamente. Cientos de personas pasan a su alrededor pero ellos están entregados a su pasión. Miran alrededor, se sonríen y siguen besándose. Para ellos sólo existe el otro. Es la noche de las sonrisas y del amor. Cuando la medianoche les alcance no les esperarán los anti-disturbios españoles sino una brisa que recorre todos los rincones de un nuevo país llamado Catalunya y que al rozar las senyeras desplegadas por toda la ciudad susurra: Libertad.




Texto y fotografías: Victor Baldoví.

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